
FORESTAL MININCO: LATIFUNDIOS Y ABUSOS
De cómo la poderosa Forestal Mininco ha ido constituyendo su imperio forestal en el cordón cordillerano de Nahuelbuta. Sucesión Gallegos Zapata una de las tantas familias humildes que ven amenazados sus legítimos derechos a través del expediente de intrincados vericuetos seudolegales, puestos en marcha por un especialísimo equipo de juristas que más parecen mercenarios al servicio de una mala causa...
La cordillera de Nahuelbuta en el espacio geográfico de las provincias geográficas de Bío Bío, Arauco, Malleco y Cautín, constituye un cordón con un territorio sin demasiadas cualidades agrícolas. Colonos criollos provenientes de diferentes zonas del país fueron poblando paulatinamente los espacios con esfuerzos dignos de elegios, durante los siglos XVIII, XIX y XX. Se trataba de tierras como ya dijimos sin condiciones evidentes para la agricultura, siendo su gran riqueza el potencial maderero nativo que contenían sus bosques. Entre los que allí se asentaron estuvo don José Luis Gallegos Gallegos, que junto a su esposa, Juana María Gallegos dieron origen a la actual sucesión Gallegos-Zapata que por estos días se encuentra enfrentada judicialmente a la poderosa Forestal Mininco S.A, defendiendo sus derechos legítimos sobre una porción de territorios.
IMPERIO Y LATIFUNDIO
Como ya dijimos, las tierras de la cordillera Nahuelbuta, sin aptitudes agrícolas evidentes y por la proximidad geográfica que este emplazamiento representa en relación a las inversiones que forestal Mininco ha practicado en las provincias de Arauco y Malleco en cuanto se refiere a plantas procesadoras, tierras pertenecientes en su mayoría a pequeños propietarios y sucesiones constituidas por campesinos semi ignorantes, pasó a ser un codiciado objetivo para los intereses empresariales. Una verdadera legión de compradores mercenarios comenzó a recorrer las propiedades en las décadas del ’70 y ’80, amparados por el clima de impunidad en favor del gran empresariado que ofrecía la dictadura militar qeu gobernaba Chile. Estos “compradores” presionaron y ofrecieron jugosas cantidades a los ojos de los humildes campesinos por sus parcelas y dominios. Así se fueron engrosando los cordones periféricos de las ciudades de la región, que vieron llegar verdaderas oleadas de “pequeños nuevos ricos” que un par de millones de pesos obtenidos por la venta de sus tierras alcanzaban sólo a adquirir reducidos pequeños inmuebles urbanos en sectores marginales para después enfrentar como familia el drama de la cesantía y la miseria, puesto que, la ciudad no era EL DORADO, que le pintaron los compradores al servicio de las grandes empresas forestales.
ABUSOS
El latifundio forestal se fue constituyendo con estas “compras” y con una práctica abusiva de interpretaciones legales que permitieron usurpar diversas propiedades, basándose en la indefensión jurídica de las víctimas, dada su condición de marginalidad y analfabetismo. Casos emblemáticos como el de la Sucesión Garcés Beltrán en el sector Lomas del Toro en la comuna de Angol o el de la sucesión Gallegos Zapata que más adelante desarrollaremos en detalle, dejan de manifiesto prácticas abusivas empleadas por esta poderosa empresa.
EL CASO GALLEGOS ZAPATA
José Luis Gallegos Gallegos casado con doña Juana María Gallegos Gallegos, adquirieron legalmente los fundos Monterrey y Centinela de la comuna de Nacimiento, según consta en la inscripción de fojas 19 vta. N° 30 del Registro de Propiedades de Nacimiento de 1887. al fallecimiento de don José Luis Gallegos Gallegos y de su cónyuge Juana María Gallegos, de sus hijos José Encarnación Pascual, Teófilo Gallegos Gallegos y José Luis Antonio Gallegos Gallegos y la cónyuge de este, Soila Zapata, según consta en posesión efectiva inscrita a fojas 342, N° 328 del Registro de Propiedades de 1999 de Nacimiento, le sucedieron Olga del Carmen, María Raquel, María Aurelia, Pedro Olman y José Calixto Gallegos Zapata. La inscripción legal de herencia de los herederos mencionados se practicó a fjs. 346 N° 330 del Registro de Propiedades de Nacimiento del año 1999.
Los dominios vigentes hasta el día de hoy se encuentran inscritos a nombre de la Sucesión Gallegos Zapata.
HISTORIA DEL CONFLICTO
José Luis Antonio Gallegos ejerce posesión sobre estos fundos (Centinela y Monterrey) heredados de su padre entre 1920 y 1930, en esa fecha él decide trasladarse a la comuna de Angol para establecer vivienda en los predios Pillín Pelli y Las Bandurrias, deja a cargo de los fundos “Centinela y Monterrey” a un señor de apellido Díaz, quien explotó esos predios a través del sistema de arriendos y medierías a diferentes personas. En esa época don José Luis Antonio realizaba uno o dos viajes en el año para recibir el pago de los arriendos. En 1944 en calidad de arrendatario un ciudadano alemán de apellido Winterchew plantó los fundos y construyó casas para él e inquilinos que instaló en los predios provenientes de las localidades de Purén, Lota y Chillán, muchos de ellos en calidad de inquilinos medieros. En el año 1970, este ciudadano alemán se encontraba explotando los bosques que había plantado. Durante el gobierno de la Unidad Popular estos fundos fueron tomados por los inquilinos, cuando se produce el Golpe Militar ambos predios eran disputados por los inquilinos y el ciudadano alemán Winterchew, que recordemos había accedido a esas tierras producto de un contrato de arriendo con el Sr. Díaz que representaba los intereses del legítimo propietario don José Luis Antonio Gallegos en el año 1973. Producido el Golpe Militar con el apoyo de las nuevas autoridades se obliga a los inquilinos a abandonar el predio y las familias son llevadas a sus pueblos de origen. Durante el año 1976 el ocupante vende el bosque y no las tierras, pues se encontraba impedido de hacerlo, al no tener títulos de propiedad vigente, a la Forestal Mininco quien explota las plantaciones desde el año 1976 hasta 1981, momento en que planta de nuevo en el terreno de la sucesión Gallegos Zapata.
TEMOR
La sucesión Gallegos Zapata no se atrevió en la época del Gobierno Militar a reivindicar la propiedad de los fundos, a pesar de existir inscripciones legítimas a nombre de su bisabuelo. Las gestiones para regularizar culminan en 1996 cuando se obtiene la posesión efectiva y al ir a inscribir la especial de herencia, la empresa Forestal Mininco se opone alegando en su favor la posesión material. En 1999 mediante resolución de la Corte de Apelaciones de Concepción se inscriben los títulos definitivos en el Conservador de Nacimiento.
A partir del amo 2000 mediante el expediente de diversas acciones legales y medidas dilatorias en el marco de la situación jurídica del dueño no poseedor y el poseedor no dueño, los integrantes de la sucesión Gallegos Zapata ingresan definitivamente a los predios que le pertenecen en enero de 2002. En el 2003 solicitan y obtienen plan de manejo por parte de CONAF que hizo un acabado estudio de los títulos vigentes.
ADULTERACIÓN DE ROL
El fundo “Centinela” de propiedad de la sucesión Gallegos Zapata, se encuentra inscrito bajo el rol N° 339-51 de Nacimiento y junto con el predio “Monterrey” que tiene el rol de avalúo 340-8 comprenden una superficie de 681,99 há.
El 23 de junio de 1987, según escritura de compra y venta otorgada en la ciudad de Concepción, la Sociedad Forestal Mininco SA adquiere a doña María Corina Soto Cea el predio rústico denominado “Centinela” de una superficie aproximada de 20,90 há. Ubicado en la comuna de Nacimiento y que figura con el rol de avalúo 339-28. Sin embargo al inscribir esa venta en un evidente afán de confundir, los representantes de la Forestal cambian el número de rol acreditando al conservador el rol 339-51, es decir confunden este predio Centinela distante 7 u 8 kilómetros de la propiedad de la Sucesión Gallegos Zapata, claramente individualizada como predio con distintos deslindes naturales y la hace aparecer con el mismo rol del predio de la Sucesión antes citada. Se trata de dos propiedades diferentes distantes 8 kilómetros una de otra. En el momento de reclamar derechos sobre la propiedad de la sucesión Gallegos Zapata, Forestal Mininco exhibe titularidad sobre el predio de menores dimensiones ubicado a gran distancia del que es reclamado legítimamente por los integrantes de la sucesión Gallegos Zapata.
Así se demuestra un nuevo subterfugio puesto en marcha por la poderosa empresa forestal con el objeto de apropiarse indebidamente de una superficie de territorio que por derecho de herencia pertenece legítimamente a una familia de esforzados pequeños propietarios enclavados en el corazón del cordón cordillerano de Nahuelbuta, tan lejos y tan cerca al mismo tiempo de la “civilización” y de los tribunales encargados de administrar justicia en nuestro país.
LA JUSTICIA
En este intrincado itinerario se han producido diversas situaciones que dejan de manifiesto la vulnerabilidad de los débiles ante los poderosos cuando se trata de interpretar las disposiciones legales vigentes contenidas en Código de Procedimiento Civil, con respecto de lo cual las poderosas empresas del rubro forestal han constituido verdaderas cadenas de profesionales expertos en malabarismos diversos, con un sólo objetivo: legalizar los abusos y atropellos que la constitución del gran latifundio forestal ha constituido y se cometen a diario.
En el caso de la sucesión Gallegos Zapata, la decisiones judiciales han favorecidos el respeto al derecho que emana de los títulos e inscripciones que legitiman la propiedad de estos campesinos sobre sus tierras; pero no han faltado las excepciones en las dudosas “decisiones” de jueces de menos cuantía que han permitido prolongar en el tiempo las infundadas pretensiones del poder empresarial.
En estos días de mayo del 2005 la corte de Apelaciones de Concepción deberá emitir un fallo considerado definitivo en relación a esta larga batalla judicial que cual David y Goliat ha enfrentado a una humilde familia de campesinos pobres, a la más poderosa empresa del rubro forestal de nuestro país.
Estamos ya en el mes de mayo del 2006 y aun no se pronuncia la Ilustre Corte de Concepción.
Son numerosas familias que esperan ansiosas recuperar sus tierras.
Atentamente a Ud. Román Cea Fernández, Presidente de la Agrupación Nahuelbuta.
Publicado en RADA
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