EX MINISTRO DOCKENDORF REVELA LA NEGOCIACION POLITICA ENTRE LAGOS Y ANGELINI PARA NO CERRAR CELCO EN VALDIVIA
En una entrevista publicada este domingo en La Tercera, el ex ministro de Lagos, quien fue interlocutor con la empresa cuenta inéditos detalles de la crisis del santuario...
P: Lagos dijo hace poco que hay un antes y después del caso Cisnes. ¿Qué le parece que dos años después de ese incidente otra planta de Celco este acusada de contaminar el río Mataquito?
ED: Francamente no se como calificar un desempeño ambiental tan descuidado y poco responsable con el medio ambiente, como lo que ha ocurrido con Celulosa Arauco. Yo pensaba que Celco había aprendido la lección de un período de quiebre entre lo que fueron las prácticas empresariales frente al medio ambiente y las que hubo después. Creo que esto le hace mucho más daño a la imagen de Chile que las incomodidades del Transantiago, porque lo de Mataquito es un hecho irrecuperable. Celco le hace un flaco favor a la marca forestal de Chile.
P: ¿Cómo explica lo ocurrido en Licancel?
ED: Que la misma empresa tropiece con la misma piedra demuestra una cuestión más de fondo. Aquí hay un problema de una cultura corporativa que es indiferente al desafío medioambiental. No basta con poner más dinero para financiar un departamento medioambiental, poniendo a la cabeza a un gerente con dos doctorados. Eso es importante, pero la responsabilidad social empresarial descansa fundamentalmente en la cultura corporativa y me temo que la Forestal Arauco sigue al debe.
P: Como presidente del consejo de ministros de la Conama usted fue testigo de la actitud inicial de la empresa a mediados de 2004.
ED: La empresa y eso fue la que la llevó al cierre en dos oportunidades y las enormes pérdidas de imagen, cometió el grave error de hacerse por completo la desentendida en la responsabilidad que pudiera haber en la muerte de los cisnes. Actuó con poca diligencia, frialdad y falta de sensibilidad frente a lo que estaba ocurriendo.
P: ¿A qué se refiere específicamente?
ED: Hubo una arrogancia infundada, que hizo más difícil el arreglo de la situación.
P: Usted en esa primera etapa tuvo varias conversaciones con Anacleto Angelini.
ED: Antes de la crisis de los cisnes, tomé contacto con él para advertirle que estaba en curso una sanción y que más valía acogerla. El se manifestó con la mayor disposición e incluso le pidió al directorio de Copec reunirse conmigo. Eso ocurrió en diciembre de 2004 y me acompañó la directora de Conama, Paulina Saball.
P: ¿Cómo fue esa reunión?
ED: Advertimos nuevamente, incluso de parte de uno de los ejecutivos más responsables de lo que ocurría, una completa insensibilidad frente a los hechos. En ese entonces ya estábamos en plena crisis de los cisnes.
P: ¿Se refiere a Alejandro Pérez?
ED: Efectivamente.
P: ¿La firma no estaba dimensionando la magnitud de los hechos?
ED: Así es. Más bien tenía una actitud entre defensa corporativa y reafirmación del cumplimiento de parámetros del tipo "estamos dentro de la ley". Decían: "No tenemos culpa en esto, y si hay que buscar culpables, también es culpable el gobierno anterior que autorizó la construcción de la planta". Es decir, lo que veíamos era una interpretación acomodaticia de los hechos que afectaba a toda la cadena decisional de esta empresa. Sin asumir de una vez, como ocurrió ahora en el caso de Mataquito.
DUELO LAGOS-ANGELINI
P: ¿Es en ese momento cuando Lagos decide comunicarle a Angelini el cierre de la planta?
ED: Ahí tuve la convicción de que la empresa era impermeable a modificaciones sustanciales que alterarán el curso de los acontecimientos. Le transmití al Presidente lo ocurrido y éste se mostró muy desencantado y molesto. Para el Presidente la imagen de Chile era muy importante.
P: ¿Cómo fue el diálogo del 13 de enero de 2005 entre Angelini y Lagos en La Moneda?
Angelini anduvo un tramo en silla de ruedas, pero llegó con bastón al despacho del Presidente. En su oficina, Lagos le planteó su molestia y preocupación por los convenios internacionales que Chile estaba negociando y por la barrera que este caso podía significar para el ingreso de nuestro país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En todo caso, para el presidente no era grato tener esa conversación con un empresario con el que tenía gran sintonía. Lagos estaba muy afectado y decidí dejarlos solos.
P: ¿Cuál fue la reacción de Angelini?
ED: Fue la de un hombre que se siente injustamente sobrepasado por algo que quizá no se merecía. Por el esfuerzo que durante tantos años hizo para entregarle a Chile, empleo crecimiento y riqueza. A esas alturas de la vida ver que el fruto de años de esfuerzo, apareciera en la prensa por este tipo de razones lo tenía extremadamente dolido. Así me lo había expresado el propoio Angelini.
P: Después de esa cita, Celco impugnó judicialmente el cierre y presentó un documento realizado por ellos que adjudicaron a una universidad.
ED: Cuando me entero de lo que ocurre en la Suprema parto al segundo piso a hablar con el Presidente y él, perplejo, se demora unos segundos en reaccionar. Al darnos cuenta del esfuerzo por manipular y alterar la información, la credibilidad en la empresa se pierde completamente y nos hace pensar, retroactivamente que Celco puede haber incurrido en un mal uso de la información técnica cuando hubo que explicar el inicio de la crisis de los cisnes.
P: ¿Qué otra cosa le quedaba a La Moneda por hacer, si ya habían tenido al dueño de la firma en Palacio?
ED: Es ahí cuando planteamos que debían haber algunas señales y luego ruedan algunas cabezas.
P: Dos días después de la última conversación telefónica entre Lagos y Angelini, el 6 de junio de 2005, se anuncia la renuncia de Pérez y el cierre voluntario de Valdivia. En las semanas anteriores se venía especulando que Lagos había pedido la salida de Pérez.
ED: No. Sólo pedimos señales potentes. La empresa no tenía otra alternativa y nosotros sólo podíamos revocar el permiso. Queríamos que ellos asumieran su responsabilidad de motu propio.
P: ¿Cuando Celco se allana a cerrar la planta sabían que el gobierno evaluaba la caducación definitiva de los permisos de la fábrica en Valdivia?
ED: Lo sospechaban y eso detona la celeridad con que actúan.
P: ¿Por qué no se decreta el cierre definitivo?
ED: Hubo varios factores, pero lo que más pesó fue el efecto que es precedente podría tener sobre la gobernabilidad a futuro. Porque si la movilización ciudadana hubiera logrado que el gobierno le quitara la licencia ambiental a la fábrica, era probable que otros grupos se hubiesen entusiasmado con prácticas similares. Hubiéramos tenido un efecto dominó.
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http://www.valdivianoticias.cl/info.asp?Ob=1&Id=8519
Publicada el lunes, 18 de junio de 2007
P: Lagos dijo hace poco que hay un antes y después del caso Cisnes. ¿Qué le parece que dos años después de ese incidente otra planta de Celco este acusada de contaminar el río Mataquito?
ED: Francamente no se como calificar un desempeño ambiental tan descuidado y poco responsable con el medio ambiente, como lo que ha ocurrido con Celulosa Arauco. Yo pensaba que Celco había aprendido la lección de un período de quiebre entre lo que fueron las prácticas empresariales frente al medio ambiente y las que hubo después. Creo que esto le hace mucho más daño a la imagen de Chile que las incomodidades del Transantiago, porque lo de Mataquito es un hecho irrecuperable. Celco le hace un flaco favor a la marca forestal de Chile.
P: ¿Cómo explica lo ocurrido en Licancel?
ED: Que la misma empresa tropiece con la misma piedra demuestra una cuestión más de fondo. Aquí hay un problema de una cultura corporativa que es indiferente al desafío medioambiental. No basta con poner más dinero para financiar un departamento medioambiental, poniendo a la cabeza a un gerente con dos doctorados. Eso es importante, pero la responsabilidad social empresarial descansa fundamentalmente en la cultura corporativa y me temo que la Forestal Arauco sigue al debe.
P: Como presidente del consejo de ministros de la Conama usted fue testigo de la actitud inicial de la empresa a mediados de 2004.
ED: La empresa y eso fue la que la llevó al cierre en dos oportunidades y las enormes pérdidas de imagen, cometió el grave error de hacerse por completo la desentendida en la responsabilidad que pudiera haber en la muerte de los cisnes. Actuó con poca diligencia, frialdad y falta de sensibilidad frente a lo que estaba ocurriendo.
P: ¿A qué se refiere específicamente?
ED: Hubo una arrogancia infundada, que hizo más difícil el arreglo de la situación.
P: Usted en esa primera etapa tuvo varias conversaciones con Anacleto Angelini.
ED: Antes de la crisis de los cisnes, tomé contacto con él para advertirle que estaba en curso una sanción y que más valía acogerla. El se manifestó con la mayor disposición e incluso le pidió al directorio de Copec reunirse conmigo. Eso ocurrió en diciembre de 2004 y me acompañó la directora de Conama, Paulina Saball.
P: ¿Cómo fue esa reunión?
ED: Advertimos nuevamente, incluso de parte de uno de los ejecutivos más responsables de lo que ocurría, una completa insensibilidad frente a los hechos. En ese entonces ya estábamos en plena crisis de los cisnes.
P: ¿Se refiere a Alejandro Pérez?
ED: Efectivamente.
P: ¿La firma no estaba dimensionando la magnitud de los hechos?
ED: Así es. Más bien tenía una actitud entre defensa corporativa y reafirmación del cumplimiento de parámetros del tipo "estamos dentro de la ley". Decían: "No tenemos culpa en esto, y si hay que buscar culpables, también es culpable el gobierno anterior que autorizó la construcción de la planta". Es decir, lo que veíamos era una interpretación acomodaticia de los hechos que afectaba a toda la cadena decisional de esta empresa. Sin asumir de una vez, como ocurrió ahora en el caso de Mataquito.
DUELO LAGOS-ANGELINI
P: ¿Es en ese momento cuando Lagos decide comunicarle a Angelini el cierre de la planta?
ED: Ahí tuve la convicción de que la empresa era impermeable a modificaciones sustanciales que alterarán el curso de los acontecimientos. Le transmití al Presidente lo ocurrido y éste se mostró muy desencantado y molesto. Para el Presidente la imagen de Chile era muy importante.
P: ¿Cómo fue el diálogo del 13 de enero de 2005 entre Angelini y Lagos en La Moneda?
Angelini anduvo un tramo en silla de ruedas, pero llegó con bastón al despacho del Presidente. En su oficina, Lagos le planteó su molestia y preocupación por los convenios internacionales que Chile estaba negociando y por la barrera que este caso podía significar para el ingreso de nuestro país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En todo caso, para el presidente no era grato tener esa conversación con un empresario con el que tenía gran sintonía. Lagos estaba muy afectado y decidí dejarlos solos.
P: ¿Cuál fue la reacción de Angelini?
ED: Fue la de un hombre que se siente injustamente sobrepasado por algo que quizá no se merecía. Por el esfuerzo que durante tantos años hizo para entregarle a Chile, empleo crecimiento y riqueza. A esas alturas de la vida ver que el fruto de años de esfuerzo, apareciera en la prensa por este tipo de razones lo tenía extremadamente dolido. Así me lo había expresado el propoio Angelini.
P: Después de esa cita, Celco impugnó judicialmente el cierre y presentó un documento realizado por ellos que adjudicaron a una universidad.
ED: Cuando me entero de lo que ocurre en la Suprema parto al segundo piso a hablar con el Presidente y él, perplejo, se demora unos segundos en reaccionar. Al darnos cuenta del esfuerzo por manipular y alterar la información, la credibilidad en la empresa se pierde completamente y nos hace pensar, retroactivamente que Celco puede haber incurrido en un mal uso de la información técnica cuando hubo que explicar el inicio de la crisis de los cisnes.
P: ¿Qué otra cosa le quedaba a La Moneda por hacer, si ya habían tenido al dueño de la firma en Palacio?
ED: Es ahí cuando planteamos que debían haber algunas señales y luego ruedan algunas cabezas.
P: Dos días después de la última conversación telefónica entre Lagos y Angelini, el 6 de junio de 2005, se anuncia la renuncia de Pérez y el cierre voluntario de Valdivia. En las semanas anteriores se venía especulando que Lagos había pedido la salida de Pérez.
ED: No. Sólo pedimos señales potentes. La empresa no tenía otra alternativa y nosotros sólo podíamos revocar el permiso. Queríamos que ellos asumieran su responsabilidad de motu propio.
P: ¿Cuando Celco se allana a cerrar la planta sabían que el gobierno evaluaba la caducación definitiva de los permisos de la fábrica en Valdivia?
ED: Lo sospechaban y eso detona la celeridad con que actúan.
P: ¿Por qué no se decreta el cierre definitivo?
ED: Hubo varios factores, pero lo que más pesó fue el efecto que es precedente podría tener sobre la gobernabilidad a futuro. Porque si la movilización ciudadana hubiera logrado que el gobierno le quitara la licencia ambiental a la fábrica, era probable que otros grupos se hubiesen entusiasmado con prácticas similares. Hubiéramos tenido un efecto dominó.
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Publicada el lunes, 18 de junio de 2007
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