
Por Paulina Acevedo
FUENTE: Radio Universidad de Chile
Mandatarios de todas las naciones de América Latina y los reyes de España se encuentran de visita en Chile. El motivo, la XVII Cumbre Iberoamericana de Presidentes y Jefes de Estado, que con un gran despliegue de seguridad y actividades se extenderá hasta el próximo sábado 10 de noviembre, bajo el lema "Cohesión social y políticas sociales para alcanzar sociedades más inclusivas en Iberoamérica".
Por cierto incluir no solo significa integrar al otro, implica también respetarlo, así como a las diferencias, y a partir de ese momento podemos comenzar a hablar de cohesión social. Algo que a la luz de los altos índices de discriminación y de las diferencias económicas que sumergen en la pobreza a bastas poblaciones en la región, es una cohesión que en nuestro continente da para cuestionar...
Por eso esta no es la única cumbre que tiene lugar en estos días, aunque el tema que las convoque pueda ser coincidente. Diferentes organizaciones sociales, sindicatos y redes de la sociedad civil concluyen también hoy su III Encuentro Cívico Iberoamericano, en esta oportunidad centrado en la "Participación, Igualdad y Cohesión Social".
La participación es uno de los aspectos más débiles de nuestra democracia, reducida básicamente al sufragio con promedio de dos años entre cada elección. Una posibilidad que no poseen los chilenos que residen en el exterior, pese a ser derecho humano básico, consagrado en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos de la ONU y en la Convención Americana de Derechos Humanos de la OEA, ambos tratados internacionales ratificados y vigentes en nuestro país. Tampoco existen plebiscitos o la posibilidad ciudadana de presentar iniciativas de ley, como en muchos otros países del continente, proyecto que acaba de presentarse al parlamento a largos 17 años de democracia. Cabe preguntarse entonces, cómo se alcanza la Cohesión Social sin una participación efectiva de todos los actores.
Por su parte la Organización Mapuche Consejo de Todas las Tierras, junto al Parlamento Indígena de América (PIA), convocaron a la Cumbre de los Pueblos Indígenas, donde la cohesión social también es analizada con mirada crítica. No está demás recordar la compleja situación que enfrenta el Pueblo Mapuche, criminalizado en sus legítimas demandas y perseguidos sus miembros con leyes antiterroristas. Recientemente un menor fue baleado durante un allanamiento policial a una comunidad y niños son interrogados en sus colegios por carabineros.
Por otra parte, los acuerdos económicos multilaterales que los gobiernos convienen y la concesión de proyectos extractivos de gran impacto ambiental en sus territorios, han vulnerado los derechos colectivos de los pueblos indígenas sobre sus tierras y recursos, así como el derecho a la participación indígena en todos los asuntos que les afectan y la consulta. Conocido es el caso de Pascua Lama que impacta las tierras de la Comunidad Diaguita de los Huascoaltinos y demás regantes del Valle del Huasco, o más recientemente centrales hidroeléctricas que una empresa noruega pretende en tierras de comunidades de Liquiñe y Coñaripe en la Araucanía.
La Cumbre por la Amistad e Integración de los Pueblos es otra de las instancias paralelas a la reunión jefes de estado, la que convoca en la Biblioteca de Santiago a los distintos ciudadanos que han llegado a radicarse a nuestro país entorno a la Mesa Iberoamericana de Políticas Públicas en Migraciones.
Aquí nuevamente las realidades nos azotan en la cara, pues pese a la llamada “amnistía” para los calificados “ilegales” en Chile, hasta ahora esta ha sido muy cuestionada y no resuelve los problemas de xenofobia y discriminación que se hacen cada vez más intensos en Chile. Y lo mismo ocurre con chilenos en el exterior, como por ejemplo en España, que es la contraparte ibérica de esta cita de presidentes, país donde las deportaciones de nacionales ya superan las 300 personas.
Es de esperar, realmente, que de todos estos espacios de reflexión surja un diálogo que favorezca la Cohesión Social que tanto se enarbolará por estos días. Y que hablemos no de alcanzar sociedades “más” inclusivas, sino derechamente sociedades inclusivas, pues estas tres letras incitan un relajo en la voluntad y en los compromisos que adopten los distintos estados.
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