Recientemente, la Academia Internacional de Ciencias del Ambiente de Venecia y sus presidentes Adolfo Pérez Esquivel y Antonino Abrami, han lanzado la campaña mundial para constituir la Corte Penal Internacional del Medio Ambiente. A fines de mayo en el marco e la IV Cumbre del Movimiento Indígena en Puno organizaciones anunciaban promover la creación de un Tribunal de Justicia Climática...
Por Cor Doeswijk
Internacional - Desde hace tiempo, diversos científicos y expertos en temas legales llaman la atención pública sobre la casi impunidad que existe en el mundo para quienes provocan daños ecológicos irreversibles. Si bien los códigos penales de muchos países contemplan la posibilidad de castigar a estos infractores, no existen instrumentos internacionales que pongan coto a grandes contaminaciones y muchos gobiernos no se animan a enfrentar a las grandes empresas por temor a perder esas inversiones.
En conversación con Radio Nederland Wereldomroep, el Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel aclaró que "para introducir el delito contra el ambiente, es necesario modificar los Estatutos de Roma de la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, y para ello se requiere la aprobación con las 2/3 partes de los países firmantes.
Numerosos desastres ambientales quedan en la total y absoluta impunidad jurídica, como lo acontecido en Chernobyl, Bophal y tantos otros desastres que afectan la vida planetaria. Lo mismo ocurre con las petroleras y empresas contaminantes como la gran minería y los agronegocios, con los desmontes de los bosques naturales, con la contaminación y uso irracional del agua. Los recursos naturales son un bien esencial de la humanidad que está en alto riesgo de contaminación y desaparición. Organismos internacionales como la ONU y la FAO, han dado la voz de alarma sobre la necesidad de preservar la soberanía alimentaria, y denunciando que diariamente mueren en el mundo más de 13 mil niños de hambre", afirma Pérez Esquivel.
A la convocatoria de la Campaña se han sumado los Premios Nóbel de la Paz Betty Williams, el Dalai Lama, Mairead Corrigan Maguire, Shirin Ebadi, Rigoberta Menchu Tum, el Premio Nóbel de Literatura, Dario Fo, los escritores Luís Sepúlveda, Roberto Saviano, Gianni Miná, Luigi Ciotti, el Padre Alex Zanotelli, el Presidente del Senegal Abdoulaye Wade, el cantante Claudio Baglione, entre muchas otros muchos.
Pérez Esquivel realiza un llamamiento a la comunidad internacional, a las instituciones sociales, culturales, religiosas y políticas, a los centros de investigación científica, universidades, centros de estudiantes, a las comunidades religiosas, sindicatos y educadores, a los Pueblos Originarios y organismos de derechos humanos, a los ámbitos jurídicos, empresariales, artistas e intelectuales y a cada ciudadano y ciudadana para asumir el compromiso en defensa del ambiente y de la vida.
Para ello pide:
• Promover la campaña internacional en cada país.
• Motivar a los gobiernos a que firmen su adhesión y se comprometan en defensa del medio ambiente y la vida de su pueblo.
• A los medios de comunicación masivos y alternativos para que asuman la campaña y promuevan acciones conjuntas dirigidas a la toma de conciencia de la población sobre los problemas ambientales.
Según el Premio Nóbel de la Paz, la organización y los objetivos a alcanzar son los siguientes:
• La participación de los pueblos es fundamental como protagonistas y constructores de su propia vida e historia.
• La primera etapa de la campaña es la suma de firmas. Es necesario que se constituyan Comités de Campaña en cada país, en cada región para apoyar la constitución de la Corte Penal Internacional del Medio Ambiente. Ya se constituyeron Comités en algunos países como Francia.
Las planillas con las firmas se enviarán a la sede de la Academia Internacional de Ciencias del Ambiente de Venecia.
• Es necesario motivar a los gobiernos y parlamentos para que asuman su responsabilidad: “Salvar el Planeta, es salvar la vida de todo ser viviente y de la humanidad”. La Tierra es nuestra casa común y tenemos la responsabilidad de protegerla de la devastación y la contaminación, de los daños que viene sufriendo, provocado por los intereses económicos y políticos de quienes privilegian el capital financiero sobre la vida de los pueblos.
• De la actitud que asumamos depende el mundo que dejaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.
Noticias relacionada:Movimientos Indígenas y socioambientales promueven la creación de un Tribunal de Justicia Climática
Por Cor Doeswijk
Internacional - Desde hace tiempo, diversos científicos y expertos en temas legales llaman la atención pública sobre la casi impunidad que existe en el mundo para quienes provocan daños ecológicos irreversibles. Si bien los códigos penales de muchos países contemplan la posibilidad de castigar a estos infractores, no existen instrumentos internacionales que pongan coto a grandes contaminaciones y muchos gobiernos no se animan a enfrentar a las grandes empresas por temor a perder esas inversiones.
En conversación con Radio Nederland Wereldomroep, el Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel aclaró que "para introducir el delito contra el ambiente, es necesario modificar los Estatutos de Roma de la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, y para ello se requiere la aprobación con las 2/3 partes de los países firmantes.
Numerosos desastres ambientales quedan en la total y absoluta impunidad jurídica, como lo acontecido en Chernobyl, Bophal y tantos otros desastres que afectan la vida planetaria. Lo mismo ocurre con las petroleras y empresas contaminantes como la gran minería y los agronegocios, con los desmontes de los bosques naturales, con la contaminación y uso irracional del agua. Los recursos naturales son un bien esencial de la humanidad que está en alto riesgo de contaminación y desaparición. Organismos internacionales como la ONU y la FAO, han dado la voz de alarma sobre la necesidad de preservar la soberanía alimentaria, y denunciando que diariamente mueren en el mundo más de 13 mil niños de hambre", afirma Pérez Esquivel.
A la convocatoria de la Campaña se han sumado los Premios Nóbel de la Paz Betty Williams, el Dalai Lama, Mairead Corrigan Maguire, Shirin Ebadi, Rigoberta Menchu Tum, el Premio Nóbel de Literatura, Dario Fo, los escritores Luís Sepúlveda, Roberto Saviano, Gianni Miná, Luigi Ciotti, el Padre Alex Zanotelli, el Presidente del Senegal Abdoulaye Wade, el cantante Claudio Baglione, entre muchas otros muchos.
Pérez Esquivel realiza un llamamiento a la comunidad internacional, a las instituciones sociales, culturales, religiosas y políticas, a los centros de investigación científica, universidades, centros de estudiantes, a las comunidades religiosas, sindicatos y educadores, a los Pueblos Originarios y organismos de derechos humanos, a los ámbitos jurídicos, empresariales, artistas e intelectuales y a cada ciudadano y ciudadana para asumir el compromiso en defensa del ambiente y de la vida.
Para ello pide:
• Promover la campaña internacional en cada país.
• Motivar a los gobiernos a que firmen su adhesión y se comprometan en defensa del medio ambiente y la vida de su pueblo.
• A los medios de comunicación masivos y alternativos para que asuman la campaña y promuevan acciones conjuntas dirigidas a la toma de conciencia de la población sobre los problemas ambientales.
Según el Premio Nóbel de la Paz, la organización y los objetivos a alcanzar son los siguientes:
• La participación de los pueblos es fundamental como protagonistas y constructores de su propia vida e historia.
• La primera etapa de la campaña es la suma de firmas. Es necesario que se constituyan Comités de Campaña en cada país, en cada región para apoyar la constitución de la Corte Penal Internacional del Medio Ambiente. Ya se constituyeron Comités en algunos países como Francia.
Las planillas con las firmas se enviarán a la sede de la Academia Internacional de Ciencias del Ambiente de Venecia.
• Es necesario motivar a los gobiernos y parlamentos para que asuman su responsabilidad: “Salvar el Planeta, es salvar la vida de todo ser viviente y de la humanidad”. La Tierra es nuestra casa común y tenemos la responsabilidad de protegerla de la devastación y la contaminación, de los daños que viene sufriendo, provocado por los intereses económicos y políticos de quienes privilegian el capital financiero sobre la vida de los pueblos.
• De la actitud que asumamos depende el mundo que dejaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.
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