Especial de Barrick en Chile: La resistencia contra Pascua Lama

La explotación minera en la cordillera de Los Andes, en el límite entre Chile y Argentina, ha desatado uno de los mayores movimientos ciudadanos en contra de un proyecto, por considerarlo nocivo para el medio ambiente.

En especial sobre Pascua Lama en www.radio.uchile.cl le relataremos los capítulos que componen este conflicto. En esta primera entrega, el surgimiento de la resistencia social al proyecto y sus manifestaciones...
Aterrizaje de Barrick en los Andes

Barrick llegó al Valle del Huasco a inicios de los años noventa, tiempo en el que comenzó a intervenir los emblemáticos glaciares. Luego del descubrimiento del yacimiento, el 29 de diciembre de 1997, las repúblicas de Chile y Argentina firmaron el Tratado de “Complementación e Integración Minera”. Éste fue suscrito por los presidentes Eduardo Frei y Carlos Menem con el argumento de integrar a los pueblos de ambos lados de la cordillera. Un tratado de integración era bien visto por ambos países debido a que producto de una disputa limítrofe de larga data, Chile y Argentina habían estado a un paso de enfrentarse en una guerra en 1978.

Este tratado de Integración y Complementación abre la explotación minera en la frontera desde la Segunda Región de Antofagasta en el norte, hasta Punta Arenas en la Región de Magallanes al sur. Los opositores a este acuerdo han señalado que crea un “país virtual”, que no es ni Chile ni Argentina y, que si bien está en el suelo de ambos países, el subsuelo lo ceden a favor de la explotación minera.

A nivel local, la transnacional canadiense ya tenía firmado un acuerdo de co-financiamiento con el Gobierno Regional y la Dirección de Vialidad en 1998 para pavimentar la ruta C-489, principal vía de acceso a la mina. Esto llama poderosamente la atención porque el gobierno regional debía participar en la evaluación ambiental -para darle el vamos al proyecto- que Barrick presentaría tres años después. Los religiosos y religiosas que oficiaban misas en la crdillera para agradecer la presencia del mineral, dejaron de hacerlo el año 2000 y cuentan que los trataban muy bien y que siempre regresaban de las misas con “embelecos y dulces” de Barrick.

Recién el año 2001, cuando Barrick había avanzado por otros lados, la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama) aprobó el proyecto Pascua Lama. La comunidad local, con lo poco que comprendió, dejó al descubierto que Barrick no mencionaba los glaciares que estaban sobre el mineral diseminado. Así, pequeños y grandes agricultores alzaron la voz para denunciar el dolo de la transnacional al omitirlos, y también para obtener respuestas sobre cómo este millonario proyecto iba a resguardarlos.

La intensificación del conflicto

El año 2004 Barrick presentó una ampliación de su proyecto original y fue el momento en que la comunidad del Valle del Huasco, apoyada fuertemente por los religiosos y religiosas de la zona, transformaron un conflicto local en uno internacional.

Se comenzó a difundir el famoso “Plan de manejo de glaciares” que Barrick había presentado a Conama, y que estaba pendiente del año 2001, lo que despertó la oposición al proyecto Pascua Lama de parte de cientos de personas que comenzaron a movilizarse en el Valle del Huasco, en Santiago, e incluso por medios de comunicación tradicionales.

Uno de los argumentos que esgrimían la empresa y quienes aprobaban el proyecto minero Pascua Lama era la creación de numerosos puestos de trabajo, pero diversas organizaciones, colectivos, e incluso políticos, dejaban en entredicho el proyecto por considerar que no estaba asegurada la protección del medioambiente. Entonces se fue configurando la pregunta de elegir entre la protección del medioambiente o desarrollo económico, y es bajo esa lógica que el 2006 la Conama aprueba por segunda vez el proyecto minero con la condicionante de no tocar ni afectar los glaciares Toro 1, Toro 2 y Esperanza.

Ese 15 de febrero de 2006, tanto en Copiapó, en la sede de la Conama Regional, como en las oficinas de la Conama Nacional en Santiago, hubo protestas repudiando la aprobación ambiental.

Los activistas plantearon su desesperanza total en la institucionalidad nacional y comenzaron otra fase del conflicto que ya tenía como consigna el verde de la vida y el blanco de los glaciares, que se transformó en la bandera contra Pascua Lama.


Los glaciares no se tocan, se espera que se derritan

Para los opositores al proyecto minero era una burla que se aprobara con la condicionante de no afectar los glaciares, porque poco antes se había conocido un documento firmado por el propio director del proyecto Pascua Lama, Ron Kettles, donde declaraba las innumerables intervenciones que desde el año 1977 se habían realizado en la zona por diferentes empresas. En dicho documento se explicaba que desde que Barrick llegó, realizó sondajes, algunos sobre el glaciar Esperanza, construyó un túnel y varios caminos. Incluso decía que pusieron “gravilla sobre una franja de aproximadamente 3 metros de ancho por 100 de largo en los glaciares Toro 1 y Toro 2 a fin de poder transitar sobre ellos sin afectarlos”.

Pero también la Dirección General de Aguas (DGA), publicó un informe en el que confirmaba que dichos glaciares habían disminuido entre un 50 y un 70 por ciento como consecuencia de las acciones de Barrick Gold, y desmentía el argumento de la transnacional, que atribuía su disminución al cambio climático.

Con esa información, sumada a que la mina daría poco más de 600 puestos laborales para la gente de la zona en su etapa de producción y unos mil en la de construcción, cifras muy inferiores a los que da la agricultura, la comunidad local se movilizó para defender el agua.

Así, en enero del año 2007 cortaron el camino en el cruce Conay/Chollay en el interior del Valle, a poco más de 30 kilómetros cerro arriba de Pascua Lama. Durante una semana se entregó información a los vecinos que transitaban por ahí. Los únicos que no podían pasar eran los vehículos mineros. La fuerza pública actuó dejando 48 detenidos, entre ellos autoridades locales, mujeres y extranjeros.

La conmemoración, atentados y muertes en faenas de Pascua Lama

El 15 de febrero del 2007, diversas marchas en el Valle del Huasco y manifestaciones conmemoraron la aprobación ambiental del proyecto minero. Una de ellas fue la original protesta que realizaron en la pequeña localidad de Chigüinto, donde los activistas detenían a los vehículos para entregarles fruta y agua de la zona junto a un volante informativo que explicaba que eso era lo que querían cuidar.

Pero además surgieron graves denuncias. Como la de los documentalistas canadienses dirigidos por Martín Frigon, que rodó por casi tres años el documental “El Dorado”, quienes acusaron que Barrick les cortó los frenos y soltó las tuercas de las ruedas de las camionetas.

En junio de ese año se organizó la cuarta versión de la “Marcha por la Vida” convocada por la comunidad local y que movilizó a personas de todas partes del país al Valle del Huasco para oponerse a Pascua Lama.

Otras acciones mantuvieron el conflicto latente durante todo ese año hasta que, a raíz del desplome del helicóptero Lama CC-CER, el 9 de febrero de 2008, -que dejó un muerto y un herido- se obtuvo una declaración de parte de la transnacional en que manifestaba que “desde que se iniciaron los trabajos de exploración de Pascua-Lama, hemos tenido que lamentar siete accidentes con consecuencias fatales”. La empresa no quiso entregar más antecedentes al respecto, sin embargo, la comunidad asegura que ya son quince los quince fallecidos, pero que no todos se han podido identificar debido a que la transnacional entrega dinero a cambio del silencio de las familias en luto.

Con esa información se realizó lo que ha sido tal vez la campaña más intensa para difundir el conflicto. La “Suma contra Pascua Lama”, que tenía como objetivo hacer que cada persona se rayara un signo más en sus manos, explicara el conflicto a quienes preguntaban el motivo de dicho signo, y enviara una fotografía para dar cuenta que funcionaba. Cientos de imágenes de muchas partes del planeta llegaron de vuelta. La campaña se inició en Vallenar el 22 de marzo, Día del Agua, y se cerró en Santiago el Día de la Tierra, con la construcción de una suma humana en las calles céntricas de Santiago.

El 2008 y el 2009 seguirían las manifestaciones ciudadanas en contra del proyecto minero binacional, pese a que en las oficinas gubernamentales Barrick sigue consiguiendo permisos y ya anunció el inicio de las faenas. Y todo indica que las comunidades del Valle del Huasco y quienes se oponen a este proyecto no callarán fácilmente.

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