EL RESPIRO DE LA TIERRA / FEY NEYEN TA NAG MAPU

¿Qué sacamos con mirar hacia arriba si se nos mueve el suelo? Es tiempo de escuchar a la Tierra e ir en ayuda de quienes sobrevivieron y no tienen casas. Es tiempo de no caer en shock y reconstruir el ánimo de la gente y juntos con alegría levantar las ciudades. Es tiempo para pintar, dibujar y construir ecobarrios, pueblos sustentables ecológicamente, y donde la verdadera solidaridad prime sobre la caridad y el capitalismo desenfrenado. Así podremos construir algo así como un país justo, bello, alegre y amable, sin miedo a los temblores y sus saqueos. Lleno de vida y colores, música y silencio, olas y lagos, cordillera y mar, abrazados entre araucarias iluminadas de sabiduría y paz ancestral...

Santiago de Chile, 12 de marzo de 2010.

Por Javier Karmy*

Siento que no ha dejado de temblar desde el 27 de febrero aquel. Fatídico, lleno de errores humanos y de desolación. Desde ese entonces han pasado muchas cosas en muy poco tiempo.

Innumerables renuncias, cambio de gobierno, promesas innumerables, actividades culturales que se comienzan a gestar tan solo para seguir ayudando y, por supuesto, la oficial ayuda desde la Fundación Teletón, Un Techo Para Chile y esos empresarios que salieron a lavar la imagen de sus abusadoras y contaminantes empresas.

Tal vez solo como anécdota, mencionar que al ingresar a un supermercado a días del terremoto que asoló el sur los voluntarios estaban afuera, en las puertas del súper. Cuando la gente ingresaba ellos entregaban una lista, en el fondo diciendo “si quieres donar, compra lo que está en la lista que te pasamos”. Al salir del supermercado, otros voluntarios con carros recepcionando la compra. Para mi gusto, eso es el neoliberalismo más extremo y descarnado. En vez de donar algo que haga sentido y que esté en tu casa, basta ahora con ingresar a cualquier supermercado y comprar dos en vez de un paquete de arroz, por ejemplo, y así quitarse la culpa e incluirse en la lista de los solidarios.

También mencionar lo ocurrido en el mega evento “Chile ayuda a Chile”. Primero, hace tiempo que no le creo ni a la Fundación Teletón ni a Un Techo para Chile, porque entrevisté a Felipe Berríos y a la directora ejecutiva de Teletón, Mónica Casarejos para que explicaran cómo era que dichas instituciones decidían recibir dineros de Barrick Gold, la dueña del cuestionado proyecto binacional Pascua Lama. En ese momento Berríos lo negó, y Casarejos explicó que tenían un método de selección donde solo se asociaban con las empresas socialmente responsables. Después, firmaron el nefasto “Compromiso Atacama”, donde varias instituciones y fundaciones reciben hasta hoy el dinero de Barrick Gold.

Sin embargo, duele mucho más, que para lograr la meta su utilice a la gente que sufre y está abatida e incluso, desorientada. Es un show donde la palabra solidaridad es sobreutilizada y donde el dolor ajeno se transforma en dona-acción en los televidentes que aportan y, en los empresarios que se muestran tan compungidos y dispuestos a reconstruir Chile. Debieran ser más transparentes y simplemente transformar la palabra solidaridad en misericordia o derechamente en pena.

En “Chile ayuda a Chile” la red privada de telefonía funcionaba, la misma que las primeras 12 horas luego del terremoto estuvo inutilizable. Claro, es que ahora era para hacer contactos en directo en televisión con las sedes de los bancos Santander y de Chile –que se unieron por primera vez para hacer esta cruzada solidaria (eso lo aprendí por repetición).

Los empresarios –que hoy se denominan emprendedores- se pusieron a contestar los llamados ante las cámaras en los primeros minutos de la Teletón, es decir, cuando había una audiencia considerable. Un Jean Paul Luksic y Somerville rieron junto al cura Tupper cuando Mario Kreutzberger se confundió y los presentó con el nombre cambiado. Ahí se quedan contestando el fono para mostrar lo humano que son estos emprendedores de las empresas más importantes del país. Si bien esto no se trata de dinero, es importante saber que en el caso de Jean Paul Luksic, obtuvo $US667.7 millones de dólares en utilidades netas el año 2009. Es decir unos 346.840 millones de pesos con minera Los Pelambres, Michilla y El Tesoro. Y los 4 hermanos Luksic donaron 2.700 millones de pesos.

El otro emprendedor que sale a la palestra es Piñera, ahora de Presidente de la República. No ha designado a un número importante de funcionarios públicos en el país pese al estado de urgencia en que dice que estamos y pese a que se jactaba de tener a los mejores. Piñera, quien según cuenta, votó No en el plebiscito de 1989 pero que hoy gobierna con el sector más duros de la derecha (Lavín, por ejemplo), y que se da el gusto de lanzar claveles al mar a los desaparecidos. O sea, se nos confunde todo. Qué diría una Gladys Marín, o un Volodia…

Foto para la historia es de Piñera en Constitución haciendo un Cabildo Abierto, cual demócrata, y luego lanzando claveles al mar… ¿y sus Axxiones Señor Presidente?

En fin, dejando un poco la contingencia de lado, creo que si hay algo a lo que le tenemos miedo es a perder el sustento, la tierra, donde damos los primeros pasos de niños y donde nos entierran tras la muerte. Por eso temblamos cuando hay un sismo, porque le tenemos pánico a no tener dónde pisar. La Tierra respira, grita, toce, se comunica y libera algo que no hemos sabido descifrar aún.

Pero en la zona devastada, el mar entró bañando las costas por donde pasan los camiones con maderas de pinos y eucaliptos de Celulosa Arauco y Constitución o MASISA, que tienen la zona del centro sur desertificada producto de este monocultivo.

Ya en Cobquecura la costa recibía un ducto lleno de desechos tóxicos que amenazaba la subsistencia de los lobos marinos. Por eso el mar no entró en Cobquecura, porque la gente lo ha defendido por años.

Hay que dejarse de mirar hacia arriba y hay que volver la vista hacia el suelo, donde ponemos los pies, donde vivimos y nos alimentamos.

¿Qué sacamos con mirar hacia arriba si se nos mueve el suelo? Es tiempo de escuchar a la Tierra e ir en ayuda de quienes sobrevivieron y no tienen casas. Es tiempo de no caer en shock y reconstruir el ánimo de la gente y juntos con alegría levantar las ciudades. Es tiempo para pintar, dibujar y construir ecobarrios, pueblos sustentables ecológicamente, y donde la verdadera solidaridad prime sobre la caridad y el capitalismo desenfrenado. Así podremos construir algo así como un país justo, bello, alegre y amable, sin miedo a los temblores y sus saqueos. Lleno de vida y colores, música y silencio, olas y lagos, cordillera y mar, abrazados entre araucarias iluminadas de sabiduría y paz ancestral.

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*Integrante del Colectivo de Acción contra Pascua Lama y Editor de Ecoterritorios.

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